dissabte, 27 de juny del 2009

Ahora que el mundo entero tiene la vista puesta en el adulterado cadáver de Michael Jackson, yo debería empezar a leer el Levante, donde la muerte que trae cola en portada es la de Francisco Borruey, ex alcalde del municipio de Paterna. Y me pregunto si a fin de cuentas hay tanta diferencia entre la información local o a gran escala, más allá del interés propio de cada uno. Está claro que no le van a dar la misma cobertura a la muerte de Jacko que a la del sr. Borruey, pero sí hay algo parecido, de procesos, de presentación de la información...

Mucha gente dice que los medios locales son donde más se aprende, este verano lo veremos.

diumenge, 21 de juny del 2009

Adiós Vila-Matas, adiós.

Enrique Vila-Matas deja el Dietario voluble que ha publicado cada domingo en El Pais durante 185 semanas. La próxima entrega será la última, y nosotros lo podremos adquirir recopilado en librerías a modo de breviario, pero no será lo mismo.

A Vila-Matas le leí por primera vez su autobiografía París no se acaba nunca, y he de reconocer que, aunque me gustó, en ocasiones llegué a pensar que lo que no terminaba nunca era ese libro. Pero solamente por haber escrito Bartleby y compañía, merece un hueco pequeño en mi rincón de escritores favoritos.

Con esto me despido de la evaluación continua, pero no de aquellos que mantengais el blog este verano. Os pienso informar de toda la surrealista farándula valenciana. Ea.

divendres, 12 de juny del 2009

Hasta el Líbé se equivoca




¿Las prisas, o los efectos catastróficos del paso de un niño alemán?

dimecres, 10 de juny del 2009

Gazapos, gazapos... ¿Gazapos?

En la crónica que Ángeles Espinosa envía sobre las jornadas previas a las elecciones presidenciales de Irán puede leerse lo siguiente:

"Val-i Asr está inundada de gente", me dijo por teléfono. Los simpatizantes de Musavi, la peña que lleva las cintas verdes atadas a la muñeca, lograron su objetivo de formar una cadena humana a lo largo de esa avenida de casi veinte kilómetros, que atraviesa gran parte de Teherán de Norte a Sur.


Intrigada como estaba, he ido a ojear el libro de estilo, pero no he encontrado nada que me pudiera sacar de mi duda. Tampoco en el diccionario propio de El País venía la acepción "peña".

¿Se referirá Espinosa a una piedra grande sin labrar, según la produce la naturaleza? O tal vez a un monte o cerro peñascoso? Es cierto que la misma definición de la RAE otras acepciones semánticamente más próximas a lo que la periodista quiere transmitir, pero en esas ocasiones se refiere a grupos mucho más unidos (a saber, corro o grupo de amigos o camaradas, o grupo de personas que participan conjuntamente en fiestas populares o en actividades diversas, como apostar, jugar a la lotería, cultivar una afición, fomentar la admiración a un personaje o equipo deportivo, etc.) A lo mejor es "peña" de esapeñitabuena...

Francamente, no me parece que las personas que marchaban por teherán en apoyo a Muvasi sean equiparables a un club de dominó. ¿Soy demasiado quisquillosa? ¿Existe una manera de emplear el término que he pasado por alto?

Quizás es malo pasar demasiado rato en habitaciones sin ventilación...


Entrevista a Jean-Marie Clombani en El País


P. En su libro Un americano en París revela una opinión bastante positiva del presidente Nicolas Sarkozy.

R. Sarkozy no es el diablo; no es Silvio Berlusconi.

dimecres, 3 de juny del 2009

La actualidad a la vuelta de la esquina

Cuando allá por el primer trimestre nos informaron de que el cambio a Ca L'Aranyò era inminente y definitivo, muchos nos desilusionamos. Incluida yo. No queríamos soltar aquél barrio maravilloso, aquella plaza del tripi, las estatuas de la Rambla, los guiris despistados.

Yo recuerdo pensar para mis adentros que en los solares dejados de la mano de dios del Poblenou, las cosas nunca podrían ser tan trepidantes. Probablemente no lo sean. Junto a la facultad donde estamos ahora no hay kebabs, ni pakibiers, ni demasiados sitios donde acudir al salir de clase. Y además la cafetería cierra a las cinco y media.

Pero, quizás porque soy de los afortundos que cada día se bajan en Llacuna, y no en Glories, le he acabado encontrando el punto a este barrio. En el trayecto de la parada de metro a la universidad (cinco calles de subida) puedo ver cada día como la sede de los Ángeles del Infierno sigue cerrada, pero con la persiana sólo a medio cerrar, y el precinto roto.

Hay un hombre en el cruce de Pallars con Roc Boronat que vive allí. Tiene distribuidos por tres de los cuatro chaflanes sus pertenencias, y cada mañana a las nueve me lo encuentro baldeando con agua su parte favorita de la acera.

Hay decenas de inmigrantes revolviendo en los contenedores de escombros al lado de la universidad, y creo que nadie nos hemos atrevido aún a preguntarles sobre su situación (al menos, yo no).

Y hoy, cuando volvía de clase, he escuchado a un hombre con acento sudamericano que le decía a la persona que lo acompañaba: "Pero qué voy a hacer, si nadie me da trabajo [...] yo quiero cotizar, pero...". Lo decía con el tono del niño que cree que están cometiendo una injusticia con él. En su caso es cierto.

Todas estas pequeñas cosas forman parte de la realidad, y nos incumben como periodistas. Al fin y al cabo, no parece que podamos decir que en Ca L'Aranyò no estemos rodeados de historias dignas de contar.